Al largo de los últimos años han sido muchas las empresas productoras que se han mudado a países emergentes para conseguir unos precios de producción más bajos. Pero, ¿es este un modelo a seguir? ¿Va a soportar esta tendencia el Viejo Continente?
La principal razón de esta cambio son los bajos precios de mano de obra: el salario anual de un trabajador en algunos países es más bajo que el mensual de un trabajador en Europa. Además, las escasas leyes de control del trabajo y de protección a trabajadores permite a los empresarios una mayor flexibilidad, ahorrando costes.
Pero hay un alto precio a pagar. La falta de reglas puede suponer unas condiciones de trabajo duras y una baja calidad de vida para los trabajadores.
Al mismo tiempo, Europa sigue teniendo mucho que aportar. Por ejemplo especialistas altamente cualificados. Las últimas novedades en producción e ingeniería, así como el conocimiento del propio mercado. Por ello, la marca Made in Europe debe entenderse como una garantía de calidad y de un producto durable.
Paralelamente los costes logísticos y administrativos son más bajos si se produce en el territorio europeo. Además el servicio al cliente es constatablemente más alto, pues las empresas pueden responder rápida y efectivamente a los deseos de sus clientes.
Por todas estas razones no se puede considerar Europa como un motor de producción apagado en absoluto. Las compañías que siguen primando la proximidad a sus clientes y la calidad de sus productos siguen apostando por ella.
Shopping Basket, fabricante español de cestas y carros de plástico
Shopping Basket tiene su fábrica en la provincia de Barcelona. Al tener las oficinas y fábrica en la misma provincia, pueden controlar toda la cadena de valor. El objetivo es ofrecer la máxima calidad y potenciar la marca Made in Europe.