La industria de la moda se enfrenta a una de sus transformaciones más profundas: reducir su huella de carbono. En este contexto, las emisiones en la industria de la moda se han convertido en una prioridad para marcas, fabricantes y proveedores que buscan alinearse con los objetivos globales de sostenibilidad.
Aunque muchos esfuerzos se han centrado en los materiales de bajo impacto o en campañas de reciclaje, hoy el verdadero reto está en las entrañas del proceso productivo. Específicamente, en lo que se conoce como producción Tier 2: la etapa donde se fabrican y tratan los tejidos antes de ser confeccionados. Esta fase puede representar entre el 45 y el 70 % de las emisiones de alcance 3 de una marca de moda.
¿Por qué las emisiones en la industria de la moda son un problema prioritario?
La moda es uno de los sectores más contaminantes del mundo. Gran parte de su impacto medioambiental proviene del uso intensivo de recursos y del consumo energético durante la fabricación de textiles. Por eso, reducir las emisiones en la industria de la moda es clave si el sector quiere cumplir con los compromisos climáticos hacia 2030.
Mientras que los esfuerzos de marketing suelen enfocarse en prendas recicladas o procesos de packaging más “verdes”, las verdaderas oportunidades de cambio están en la cadena de suministro, especialmente en los proveedores que generan la mayor parte de las emisiones sin tener contacto directo con las marcas.

El papel clave de los proveedores Tier 2 en la reducción de emisiones
Los proveedores Tier 2 son aquellos encargados de fabricar y tratar los tejidos: procesos como el teñido, el lavado o el acabado. Esta parte del proceso suele quedar fuera del radar de muchas marcas, que delegan estas decisiones en sus proveedores Tier 1 (los que confeccionan la prenda final).
Sin embargo, la evidencia muestra que actuar en el Tier 2 es una de las formas más eficientes y rentables de reducir emisiones. Además, muchas de las tecnologías disponibles ya permiten mejoras significativas sin elevar los costes de producción de forma drástica.
El reto está en que muchos de estos proveedores operan en países con escasa infraestructura energética renovable, altos costes de financiación y poco acceso a formación técnica sobre sostenibilidad.
Dos vías para descarbonizar la producción textil
Los estudios más recientes sobre sostenibilidad en la moda identifican dos estrategias principales para lograr una descarbonización eficiente en el Tier 2:
• Inversión en tecnologías sostenibles por parte de los proveedores.
Esto incluye desde paneles solares hasta maquinaria más eficiente energéticamente. Algunas inversiones pueden suponer un ahorro de hasta 250 dólares por tonelada de CO2 equivalente, con beneficios a medio plazo.
• Selección estratégica de proveedores por parte de las marcas.
Al incluir la huella de carbono como criterio clave en la elección de proveedores, las marcas pueden redirigir su volumen hacia socios más sostenibles sin necesidad de cambiar de país de origen.
Ambas vías no son excluyentes y, de hecho, su combinación es lo que puede acelerar una transformación real en el sector.
Incentivos y colaboración: el rol de las marcas frente al cambio climático
Para avanzar hacia una moda sostenible, no basta con exigir cambios a los proveedores. Las marcas también deben comprometerse y ofrecer apoyo real:
• Crear alianzas de inversión en energías renovables, como parques eólicos o solares en países productores.
• Facilitar el acceso a financiación con condiciones favorables para proveedores que implementen mejoras ambientales.
• Compartir buenas prácticas y herramientas de planificación energética, especialmente entre marcas que comparten base de producción.
En este punto, la colaboración entre empresas del sector se vuelve una ventaja competitiva: los cambios estructurales requieren volumen, continuidad y confianza para que realmente sucedan.
Cómo medir y planificar la reducción de la huella de carbono en moda
Uno de los errores más comunes es usar datos promedio de la industria para medir las emisiones. Esto puede llevar a decisiones inexactas o a inversiones ineficaces. Lo recomendable es trabajar con datos primarios de cada proveedor.
Una herramienta útil para planificar es la Curva de Coste Marginal de Abatimiento (MACC), que permite visualizar qué acciones tienen mayor impacto y menor coste. Mediante esta herramienta, una marca puede priorizar aquellas mejoras que generen reducciones inmediatas en las emisiones y que sean económicamente viables.
El uso de MACCs, combinado con herramientas de trazabilidad, permite diseñar un plan de acción claro y con objetivos realistas para cada fase de la producción.

Seis acciones concretas para reducir las emisiones en la industria de la moda
A partir de los análisis recientes, estas son las acciones que más impacto pueden generar:
• Establecer relaciones de largo plazo con proveedores Tier 2.
Esto permite mayor control, seguimiento y colaboración en mejoras sostenibles.
• Obtener y usar datos primarios de emisiones.
Saber qué proveedor emite más o menos permite decisiones informadas y ajustadas.
• Formar e incentivar a los proveedores.
Ayudarlos a desarrollar planes de reducción de emisiones, compartir playbooks y buenas prácticas.
• Facilitar el acceso a financiación sostenible.
Trabajar con bancos o fondos que ofrezcan créditos para proyectos de descarbonización.
• Apostar por energías renovables en origen.
Con PPAs (Power Purchase Agreements) o certificados de energía renovable (RECs).
• Colaborar entre marcas con cadenas de suministro comunes.
Formar grupos que sumen volumen y compartan costos para implementar soluciones comunes.
Estas acciones no solo reducen el impacto ambiental, también mejoran la eficiencia energética, optimizan procesos y reducen costes a medio y largo plazo.
Una oportunidad para repensar la cadena de suministro
Las emisiones en la industria de la moda son un espejo de cómo funciona el sector. Dejar de ver la sostenibilidad como un añadido y empezar a integrarla como parte esencial del negocio es el camino.
Cada decisión, desde con quién se produce hasta cómo se mide, puede marcar la diferencia. Lo que hoy parece un reto, mañana será la norma. Y quienes tomen la delantera no solo reducirán su huella, también ganarán en resiliencia, reputación y eficiencia operativa.