Te presentamos a Ellen Grace Jones: una periodista de moda con una carrera impecable y una energía única, que ha dejado su huella en Vogue Arabia, Huffington Post y en marcas icónicas como Harrods, Bentley, Jumeirah y PUMA.
Con su mezcla de profesionalismo y estilo, Ellen transforma cada historia en una experiencia inolvidable, capturando el pulso de la industria y llevándolo directo a tu corazón. Esa misma experiencia la pone en el artículo que tienes a continuación, creado especialmente para ti.
Cómo las tiendas de ropa pueden mejorar
Hace unas semanas me preparé para lo que llamo mi «extravaganza de terapia de compras«. Era una brillante mañana de agosto, y salí de casa armada solo con mi billetera y la firme intención de conquistar las últimas rebajas de verano.
Al principio, el día prometía. El aire estaba fresco, mi café seguía caliente, y las tiendas me llamaban como sirenas en la orilla. Pero pronto, de tienda en tienda, la realidad me golpeó más fuerte que un tacón sobre el suelo firme. ¿El problema? Las cestas de compra para tiendas de ropa. Esas estructuras de tela o metal empeñados en convertir mi día de compras en algo parecido a un infierno.
Te pongo en contexto. Entro a la primera tienda (una tienda muy famosa en una calle principal de mi ciudad que dejaré en el anonimato). Pero antes de que pueda siquiera echar un vistazo al deslumbrante despliegue de ropa, me encuentro con el primer obstáculo: esa enorme bolsa de red. Sí, de esas que parecen diseñadas para cargar cantidades industriales de fruta, no mis preciadas prendas.
Más allá del tamaño, son imposibles de llevar. Los tubos de plástico en cada una de las asas dobles se resbalan constantemente, haciendo que sea inútil intentar llevarla en la mano o en el hombro sin que se deslice. Y cuando la lleno con algo más pesado que un par de pantalones, el problema se vuelve aún peor.
Encuentro un vestido precioso que me llama la atención. Al levantarlo hacia mi hombro, la gigantesca bolsa de red se convierte en un pozo sin fondo. El vestido queda cuidadosamente doblado, pero apenas entra, siento la resistencia de la bolsa, como si intentara aferrarse al vestido con todas sus fuerzas. Es una lucha de poder, y estoy perdiendo. A estas alturas, empiezo a sospechar que mi bolsa de compras conspira en mi contra.

Cuando las Bolsas de Compras se Vuelven en tu Contra
A medida que voy metiendo dos pares de jeans, unos zapatos y algunas blusas, la bolsa empieza a abultarse como una barriga después de un gran almuerzo. Su construcción desafía las leyes de la física, con las costuras tensándose al borde de la ruptura. Mientras tanto, trato de mantener la compostura, aunque las delgadas asas de la bolsa se han clavado en mi hombro como una pequeña, pero constante, prensa durante los últimos 30 minutos.
Cuando finalmente estoy lista para pagar, me dirijo a la caja. A estas alturas, no es solo el peso, es la pura incomodidad. Como si estuviera cargando un enorme saco de ropa mojada, la bolsa de red sigue chocando contra mis piernas y golpeando a los demás sin querer. Empiezo a evitar la mirada de los otros compradores, rezando para que no noten mi lucha desesperada. En un punto, estoy convencida de que la bolsa en sí está intentando hacerme tropezar. ¿Qué más da algún que otro moratón de compras, verdad?
En la siguiente tienda, en lugar de una bolsa de red gigante, me encuentro con una cesta de compras de metal como las de antes. Son perfectas para unas cuantas naranjas o manzanas en el supermercado, pero para la ropa no son la mejor opción. Tienen una forma tan irritante que no dejan de golpearme en la pierna, y las asas me pellizcan constantemente.
Las Cestas de Compra para Tiendas de Ropa no Tienen por Qué Ser una Molestia: Hay Opciones Mejores
¿Estoy siendo demasiado exigente? Yo creo q no. Está comprobado que cargar bolsas de tela sobrecargadas también es perjudicial para la salud física. Con la reciente eliminación de las bolsas de plástico en la última década, los compradores llevan sus propios bolsos de tela. Fisioterapeutas en todo el mundo han reportado una avalancha de lesiones en el manguito rotador, provocadas por el peso de estas bolsas de compras.
¿Mi veredicto? Las tiendas de ropa pueden mejorar la experiencia de sus clientes. Necesitamos cestas de compra resistentes para tiendas de ropa, con un agarre cómodo y suficiente espacio para nuestras fabulosas adquisiciones, sin que terminen siendo una carga. Sería de en sueño, poder comprar sin ningún tipo de carga, sin ningún tipo de molestia para centrarnos en lo que tanto nos apasiona: la moda.
En mis compras en el extranjero, recuerdo haber usado una cesta con ruedas, de esas que a veces encuentras en los supermercados. Era espaciosa y, sin importar cuánta ropa metiera, empujarla era como deslizar una nube. Nada de pelearme con redes gigantes ni chocar incómodamente con otros compradores que creen que estoy haciendo un circuito de obstáculos. Todo era mucho más cómodo, y también pasé mucho más tiempo en la tienda, porque cuando tu cesta rueda, puedes comprar hasta cansarte… sin que nada termine en el suelo. Todo un sueño hecho realidad.
Sobre todo, una buena experiencia de compra de ropa no debería incluir dolor de hombros ni momentos incómodos. Hago una sugerencia a las tiendas de moda para que ofrezcan soluciones prácticas que nos liberen de estos problemas—porque todos merecemos una buena terapia de compras, sin consecuencias físicas. ¡Hasta muy pronto!
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