Los minoristas circulares se han dado cuenta de un hecho sustancial. En la actualidad, los consumidores están muy concienciados con la sostenibilidad de los productos que adquieren. Revisan su origen, sus características y cómo han sido producidos para realizar sus elecciones. Atendiendo a este comportamiento, conviene adaptarse de manera adecuada.
Estrategias con la economía circular en el centro
Adoptar la economía circular es un paso para atraer al consumidor concienciado. Al manufacturar productos hechos con materiales reutilizados, por ejemplo, aumentan las probabilidades de compra. Además, se contribuye de manera directa a que el negocio sea sostenible. Sin embargo, para poder amoldarse, es preciso seguir el enfoque apropiado.
Venta de productos usados o reacondicionados
Es una estrategia enfocada a aprovechar productos que no han terminado su vida útil. En el caso de los usados, aún se encuentran en buen estado y, en muchos casos, tan solo reclaman una pequeña reparación. Por tanto, ponerlos a la venta es poco costoso y sencillo, sobre todo, cuando nos referimos a muebles o a dispositivos electrónicos. Es posible ofrecerlos a precios muy bajos, lo que los convierte en más atractivos.
En cuanto a los productos reacondicionados, son toda una muestra de las potencialidades de la economía circular. Para poder comercializarlos, se ha realizado una restauración o una reparación que extiende su ciclo de vida. Gracias a la intervención de un equipo de profesionales, recobran un estado muy cercano al original. Pese a que existan desperfectos, estos son mínimos y no interfieren en las funcionalidades o características determinantes del producto.
El poder de la logística inversa
Una de las claves de la economía circular es la logística inversa. Su función es la de recoger, filtrar, reparar y reacondicionar todo tipo de productos que ya han comprado los clientes. Es un proceso en el que debemos estudiar a fondo cuáles van a volver a venderse y en qué circunstancias. Al fin y al cabo, no está en las mismas condiciones un producto roto durante su entrega que otro que sufrió un pequeño impacto.
En cualquier caso, el objetivo final de la logística inversa es decidir si venderemos el producto como nuevo o con un descuento. Igualmente, es recomendable estudiar cuál es el canal a través del que resulta más ventajoso distribuirlo. Con un proceso bien optimizado, mejoramos la sostenibilidad del negocio, reducimos su impacto en el ambiente y la forma en la que la sociedad nos percibe.
Esto último es importante, ya que una logística inversa ágil y efectiva aumenta la satisfacción del comprador. Debemos lograr una recuperación del producto y devolución del dinero rápidas. De este modo, se causan unas molestias mínimas y ponemos de manifiesto que se presta atención a las necesidades del cliente.
Alquiler de productos
El alquiler es una modalidad que se está abriendo paso con fuerza dentro de los minoristas circulares. Desde empresas que venden ropa a las especializadas en muebles, está recabando excelentes resultados. Asimismo, no hay un único modelo de aplicación, lo que demuestra la flexibilidad de esta estrategia. Por ejemplo, compañías como Gwynnie Bee alquilan accesorios y URBN hace lo mismo con más de 300 marcas de ropa.
Otro ejemplo es el de IKEA, que ha apostado por alquilar herramientas y equipos eléctricos de trabajo. Hay clientes que no van a usarlos si no es para montar un mueble. Por tanto, se les aporta la posibilidad de disponer de aquello que van a necesitar de manera puntual. Sin duda, una forma eficaz de rebajar el número de residuos y el consumo de materiales.
Promover el reciclaje
Es otra estrategia que resulta flexible para múltiples minoristas. Consiste en poner en marcha el reciclaje de los productos que se venden. Pero no solo eso, es una forma de simplificar esta labor para los consumidores, de elevar su fidelidad y de mejorar la idea que tienen de la marca. A su vez, cabe la posibilidad de implementarla de varias maneras. Por ejemplo, prestando el servicio gratis o extendiendo recompensas.
También es flexible en cuanto a los productos que se reciclan. No tienen por qué ser todos los que vende el negocio, algunos pueden requerir la recepción de tratamientos especiales. Tal es el caso de los elementos químicos, que deben gestionarse bajo unas medidas estrictas. Incluso hay empresas que cobran una pequeña cantidad por el trabajo realizado.
Sin importar cómo se aplique, queda evidenciada la relación existente entre el compromiso con el reciclaje y la economía circular. Sin olvidar que se incentiva a que los clientes opten por esta vía en lugar de desechar sus compras. Una forma eficaz y satisfactoria de aminorar el impacto en el medio ambiente.
En definitiva, los minoristas circulares disponen de distintas estrategias a las que recurrir. Para seleccionar la idónea, resulta necesario estudiar el negocio, el sector y el público a fondo. Así, podremos encontrar la mejor forma de llevarla a cabo, logrando una completa adaptación.
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