Como impulsar un producto en un supermercado es una pregunta muy interesante. Destacar uno u otro puede hacer que sus ventas se incrementen. Por tanto, no solo hay que pensar en el modo de potenciarlo, sino que también es preciso determinar cuál es mejor. Al responder a las dos cuestiones, mejoras tus resultados.
El papel de las etiquetas
Las etiquetas son un elemento fundamental a la hora de potenciar un producto. Su función, al menos en primer momento, es la de indicar el precio. Es decir, dan una información crucial para que el consumidor tome su decisión. Gracias a ella, puede efectuar comparativas y cálculos de una manera muy rápida. Pero aquí no empiezan ni terminan las opciones disponibles.
La manera en la que distribuyes la información genera un efecto u otro, así como el propio diseño. Indicar solo el precio del producto y su nombre no es la mejor opción. Se pierde oportunidad para dar impulso, ya que no se transmite un mensaje atractivo. Es tan solo una etiqueta estándar que pasará desapercibida entre todas las demás. Sin embargo, al añadirle ciertos elementos, destacará.
Una forma sencilla de aprovecharla consiste en colocar un eslogan eficaz. Por ejemplo, indicar que solo está disponible durante un corto periodo de tiempo. Por un lado, se envía la señal de que existe escasez, el producto no permanecerá mucho en el estante. Por otro lado, captas la atención de las miradas si optas por un tipo de letra grande o un color distintivo.
De hecho, el color es una forma sutil de destacar una etiqueta. Si todas son naranjas y una de ellas es amarilla, atraerá a más clientes. Jugar con esto te permitirá potenciar productos por todo tipo de razones. Ya sea para mostrar una oferta o una novedad, conseguirá el objetivo que tanto buscas. No obstante, no conviene hacer demasiado ruido.
Lo ideal es escoger un producto concreto del lineal, ya que es más sencillo de destacar. Si el número de etiquetas amarillas superase a las naranjas, las segundas serían las llamativas. Son las que se impondrían frente a todas las demás.
El neuromarketing como solución
El neuromarketing es una disciplina que se centra en estudiar el comportamiento del consumidor. Trata de predecir, con base en diferentes datos, lo que hará o su reacción frente a las estrategias que pongas en marcha. Al generar los estímulos adecuados, se sentirá más inclinado a comprar. Por tanto, conviene descubrir cuáles son los que funcionan y utilizarlos para potenciar un producto.
Una de las áreas que estudia es los efectos de las emociones, un elemento fundamental para lograr una venta. Son capaces de generar acciones, en ocasiones impulsivas, frente al estímulo correcto. En muchas situaciones, el comprador no será consciente de lo que le ha llevado a tomar su decisión. Pero no pienses que se trata de una burda manipulación, ya que la idea que subyace es la de encontrar la forma más atractiva de vender.
Por ejemplo, el hecho de que los supermercados opten por pasillos largos y estrechos no es solo funcional. Si bien se trata de optimizar el uso del espacio, también es una forma de fomentar las ventas. Al tener tal disposición, se aumenta el tiempo que los consumidores pasan en la tienda. Cuando recorren buena parte del lineal, volver atrás supone recorrer un mayor camino que seguir avanzando.
Además, se están aplicando diferentes herramientas para estudiar las reacciones del cliente. Desde sensores a técnicas de rastreo ocular, todas ellas buscan optimizar las ventas. De hecho, contribuyen a crear una mejor experiencia en lo emocional. Así, es posible que una visita a una tienda se vuelva algo completamente agradable. En este aspecto, también influye la música escogida.
Otros factores que se tienen en cuenta en el neuromarketing
Los sentidos y otros elementos son importantes para el neuromarketing. La vista es uno de los más relevantes, en especial a la hora de comercializar alimentos. Para captar la atención sobre una carne, por ejemplo, la luz y su intensidad puede decantar mayores ventas. Un buen enfoque destacará la frescura, el veteado de la grasa y la calidad, cualidades que se tienen en cuenta para tomar una decisión.
La altura de los estantes y la ubicación de los alimentos también afecta. Cuando un cliente camina con un carrito, el ángulo de su vista no es el habitual. Este desciende un poco, lo que hace que los productos en determinada posición sean más llamativos. Se encuentran en línea directa con los ojos y, además, están al alcance de los niños, quienes pedirán a sus padres que lo compren.
Gracias a las técnicas adecuadas, responder a como impulsar un producto en un supermercado deja de ser problemático. Se trata de conocer a fondo a los clientes y su comportamiento. Optar por etiquetas llamativas, colores adecuados o la altura conseguirá aumentar las ventas.

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